COMENTARIO DE
TEXTO
La canción del
pirata
José de Espronceda
Este célebre poema
pertenece al escritor José de Espronceda (1808-1842), uno de los máximos
representantes de la poesía española del Romanticismo (primera mitad del siglo
XIX). En concreto, se englobaría dentro de sus poemas líricos, dedicados a la
defensa de los marginados por la sociedad (“El mendigo”, “El reo de muerte”,
“El verdugo”, etc.).
Es un canto a la
libertad, encarnada en la figura del pirata, que es un ejemplo de personalidad
que vive al margen de la sociedad, despreciando las convenciones y los bienes
materiales.
En cuanto a la medida
de los versos, se combinan los octosílabos con los tetrasílabos y riman
generalmente en consonante, aunque a veces también lo hacen en asonante (en el
estribillo, por ejemplo) y en otras ocasiones quedan sueltos. Este esquema
métrico es característico del Romanticismo, que defiende la libertad también en
los aspectos formales de sus obras (polimetría).
Desde el punto de vista
interno, podríamos dividir el poema en dos partes:
En la primera (v.
1-16) se nos presenta y sitúa al personaje en su barco. Esta parte es
descriptiva.En la segunda (v. 17-105) es el propio pirata quien toma la palabra, y en un exaltado monólogo, describe su vida y su carácter (es orgulloso, temerario, valiente, temido…) y expone sus ideales y principios (resumidos en el estribillo).
El poema presenta una
gran cantidad de recursos retóricos que afectan a los distintos planos de la
lengua. Dentro del plano fónico, destaca el uso que el poeta hace de las
aliteraciones. Por ejemplo, la repetición de la vibrante “r” que intenta imitar
el sonido de la tormenta y de los cañones (“del ronco mar los bramidos y el
rugir de los cañones”), por lo que cabría hablar incluso de onomatopeya.
También hay alguna paranomasia: “la luna / la lona”. Estos recursos fónicos le
conceden al poema una mayor sonoridad.
En cuanto al plano
sintáctico, destacan los hipérbatos (“del negro mar sus bramidos”) y las
elipsis verbales, por ejemplo, en el estribillo. También en esos versos es
llamativa la anáfora, pues los dos primeros versos y los dos siguientes
comienzan con las mismas palabras (“Que… que… mi… mi…”) y el paralelismo, pues
también se repite en ellos la misma estructura. Las exclamaciones (¡Barco
viene!) e interrogaciones retóricas (“¿qué es la vida”) contribuyen a remarcar
el ritmo del poema. De igual manera, las enumeraciones (a veces con polisíndeton)
dan rapidez a la composición: “que ni enemigo navío, ni tormenta, ni bonanza…”.
Dentro del plano
semántico, tenemos abundantes metáforas (“olas de plata”, “Que es mi barco mi
tesoro”), hipérboles (“el barco vuela”, “cien naciones a mis pies”) y
personificaciones (“en la lona gime el viento”).
Podemos cerrar este
comentario diciendo que este poema es muy representativo del movimiento
romántico, tanto por sus características formales como por las temáticas. Desde
el punto de vista formal, se trata de una composición caracterizada por la
libertad métrica y por un ritmo marcado y cambiante, que se presta a una
recitación enfática y grandilocuente, muy del gusto de los románticos. Además,
el estilo es bastante recargado y pomposo. Desde el punto de vista temático,
tenemos a un personaje típicamente romántico, el pirata, arquetipo de
personalidad rebelde, al margen de las normas sociales, que tiene como máximo
ideal la libertad. Otros temas que también están presentes en este poema y que
son típicos del Romanticismo son el individualismo (el pirata exalta su “yo” continuamente),
el poco aprecio a la vida que muestra (“¿qué es la vida? Por perdida ya la di”)
y las ansias de evasión del poeta, que se evidencian en el hecho de que el
barco se dirija a Estambul (Oriente, destino exótico). Por último, también la
ambientación es característica de este movimiento: el mar, que es su patria, es
un espacio que representa la libertad y que además se muestra tan rebelde como
el propio protagonista.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.