Diego no conocía la mar. El padre, Santiago Kovadloff, lo llevó a descubrirla.Viajaron al sur.Ella, la mar, estaba más allá de los altos médanos, esperando.Cuando el niño y su padre alcanzaron por fin aquellas cumbres de arena, después de mucho caminar, la mar estalló ante sus ojos. Y fue tanta la inmensidad de la mar, y tanto su fulgor, que el niño quedó mudo de hermosura.Y cuando por fin consiguió hablar, temblando, tartamudeando, pidió a su padre:—¡Ayúdame a mirar!


Eduardo Galeano, El Libro de los abrazos (1)

martes, 16 de octubre de 2018

crónicas marcianas

Lectura del capítulo "YLLA" para el viernes 26 de octubre. Os dejo el libro entero colgado en EDMODO.

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