Diego no conocía la mar. El padre, Santiago Kovadloff, lo llevó a descubrirla.Viajaron al sur.Ella, la mar, estaba más allá de los altos médanos, esperando.Cuando el niño y su padre alcanzaron por fin aquellas cumbres de arena, después de mucho caminar, la mar estalló ante sus ojos. Y fue tanta la inmensidad de la mar, y tanto su fulgor, que el niño quedó mudo de hermosura.Y cuando por fin consiguió hablar, temblando, tartamudeando, pidió a su padre:—¡Ayúdame a mirar!


Eduardo Galeano, El Libro de los abrazos (1)

viernes, 23 de septiembre de 2011

Sigue practicando las figuras retóricas ¡¡¡¡¡

En este enlace tienes una serie de ejercicios de autocorrección para que practiques las figuras retóricas ¡¡¡¡
http://ficus.pntic.mec.es/~jmas0085/recursos%20poeticos.htm#Anáfora

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